Ocho años de caridad y apostolado | ||||||||||||||
Marisol y Carmen, misioneras en Egipto, entienden sólo en el sagrario la verdad de su misión | ||||||||||||||
El Hogar de la Sagrada Familia lo financia un farmacéutico de El Cairo. Al principio salían a buscar a los ancianos a las calles y basureros. | ||||||||||||||
Aterrizaron en el aeropuerto con el entusiasmo de la juventud, pero solo con el entusiasmo. En la aduana, los funcionarios debieron de pensar que se trataba de un error: el visado de aquellas dos damas no era de turista. Pero todo estaba en regla. A la edad en que ya toca pensar en la jubilación, ellas habían viajado a El Cairo para quedarse, no para hacer un crucero por el Nilo. Querían representar un papel, por pequeño y secundario que fuera, en Egipto, escenario tantas veces de la Historia de la Salvación. ¿Algo que declarar? Una fe y una misión.
Dos años de discernimientoLa aventura había comenzado dos años atrás, en España. El Instituto Pro Ecclesia, del que ya eran laicas consagradas, les ofreció hacerse cargo de un asilo en El Cairo. Carmen, que de niña soñaba con que le tocara la lotería para comprar una casa en la que cuidar a los ancianitos pobres de su pueblo, pensó que menudo regalazo. Y lo mismo Marisol. Pero el sí, el fiat, no debía ser inmediato. Lo primero era someterse a un riguroso proceso de discernimiento, hasta estar seguras de que la decisión no era fruto de la lectura mal digerida de novelitas de misioneras. Si durante aquellos dos años planificaron al milímetro la que sería su vida en El Cairo, una vez allí enseguida se darían cuenta de que de nada había servido. El Cairo es tierra de misión, sí, pero también escuela de paciencia. Lo raro no es que las cosas no funcionen, sino que funcionen. Apretar un interruptor y que se haga la luz... eso es un milagro. Un container con libros y cosas de casa que tenía que haber aterrizado al poco de hacerlo ellas, tardaría más de un año -maldita burocracia- en llegar. Pronto comprendieron que no cabía sino ponerse en manos de la Providencia. En las calles: sólo a los más necesitadosSu primer choque con la realidad fue comprobar que los ancianos no se agolpaban a las puertas de la misión. Hubo que salir a buscarlos, incluso entre las basuras. Algunos llegaban sin saber qué cosa era eso de la higiene. Pero pronto le cogían el gusto a la ducha, el único sitio donde siempre llueve a gusto de todos. Otros, en cambio, habían llevado una vida digamos normal, hasta aquel día en que... Cada cual traía su historia, personal e intransferible. En los años que dura su aventura misionera, ocho ya, Marisol y Carmen han perdido toneladas de tiempo dando esquinazo a las familias que lo que buscan es deshacerse del abuelo para irse de vacaciones. No dejaron ellas una vida en España para montar una residencia cinco estrellas en Egipto. Quien quiera solicitar una plaza en el Hogar de la Sagrada Familia no ha de tener con qué pagarla. La única condición que puso el benefactor de la obra, un farmaceútico de El Cairo, cuando cedió la casa a la Iglesia católica fue que se destinara a los más necesitados. No abandonarlesFieles al propósito del donante, Carmen y Marisol no tardaron en remover el requisito de la edad. Las puertas del hogar estarían abiertas a aquellos que no tuvieran otro sitio adonde ir, sin importar si eran viejos o no. Ellas ofrecían una cama, un plato de comida caliente tres veces al día y la promesa de no abandonarles, lo cual es mucho en un país cuyo sistema de salud deja morir a los pobres en los pasillos de los hospitales. Y, sin embargo, no todos los que han encontrado refugio en la misión respondían a la lógica del agradecimiento. Los había que se portaban como nuevos ricos en el Oberoi, siempre rápidos para exigir el libro de reclamaciones. En su descargo, Marisol y Carmen apuntan a la dificultad de adaptarse a un sistema de normas tras una vida de hacer de sus zapatos su patria. Ahora bien, pasado un plazo el que siga manejándose como un faraón ha de saber dónde está la puerta de la calle. Las noches oscuras del almaNo todo son ternezas y flores en la vida del misionero. Lo saben Carmen y Marisol quienes, en ocasiones, han experimentado una sequedad de alma como si se tratara de un pedazo de ese desierto que empolva las calles y los edificios de la que una vez fue la París del Nilo. Era como si Dios pareciera un espejismo, alguien que jugaba con ellas al escondite, que les hablaba en una lengua más extraña aún que el árabe, que les hacía preguntarse si no se habrían equivocado, si Él no las estaría esperando en otro lugar, a miles de kilómetros de aquí. Momentos así exigen silencio, un bien escaso en El Cairo, el claxon del mundo. No hay un solo segundo en que se deje de oír un claxon. Los conductores manejan un sistema de señales a golpe de claxon. Se da las gracias con el claxon y se le menta la madre de uno también con el claxon. Los más marchosos incluso llevan el ritmo de la música de la radio con el claxon. La verdad, en el sagrarioUn sitio en el que las notas estridentes y sin compás llegaban amortiguadas es la capilla, situada en la primera planta. A las puertas de la misma tendrían que colgar un letrero que pusiera Jefatura o Administración. Es ante el sagrario donde no les cabe duda de que quien manda en la misión y quien se encarga de todo, incluso de pagar las facturas, es Él, no ellas. Eso sí, a su ritmo, según un calendario inescrutable. Es también allí donde Marisol y Carmen se ponen a remojo de Dios, donde terminan de convencerse de la lenta eficacia del amor. Al padre Segundo Llorente, cuarenta años misionero en el Círculo Polar, le preguntaron una vez, a modo de reproche, qué hizo durante tantísimo tiempo en Alaska. “Enseñar a los eskimales a hacer la señal de la cruz”, fue su respuesta. Nuestras protagonistas bien podrían darse por satisfechas con haber enseñado a sus ancianos a rezar el rosario y haberlo aprendido ellas en árabe. Y, más aún, con vivir solo pendientes de, llegado el momento, contarse entre los que responden a la llamada de Aquel que dice “venid, benditos de mi Padre, porque tu hambre y me distéis de comer...” fuente: www.religiónenlibertad. |
Reforcemos la familia como base de la sociedad quieresquelmundocambie@gmail.com
martes, 30 de octubre de 2012
OCHO AÑOS DE CARIDAD Y APOSTOLADO
viernes, 26 de octubre de 2012
La transmisión de la fe en el postmodernismo
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Fuente: www.religionenlibertad
martes, 23 de octubre de 2012
CORTOS GANADORES DE LOS PREMIOS KERIGMA AWARDS
1º Premio del concurso de cortos y spots Kerygmaawards segunda edición
CERO AÑOS
Corto Ganador del 2º Premio de Kerygma Awards 2012
FORGIVE TO LIFE
Galardonado con el 3º Premio en el Festival "Kerygma Awards 2012"
PSIQUE.mp4
domingo, 21 de octubre de 2012
Año de la Fe: 100 personas de todo el mundo enseñan a rezar el rosario
Año de la Fe: 100 personas de todo el mundo enseñan a rezar el rosario
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(video duración 2' 19")
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(aguarde unos segundos)
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viernes, 19 de octubre de 2012
José Pedro Manglano es el autor de la iniciativa
100 universitarios lanzan spots sobre el Credo por el Año de la Fe
Showing Foundation lanza tweetcredo con motivo del Año de la fe, iniciativa de Benedicto XVI que comienza el próximo 11 de octubre.
El objetivo del proyecto responde a la llamada del Papa a contar las verdades del catecismo en el lenguaje de las redes sociales. Los estudiantes del Centro Universitario Villanueva (Universidad Complutense de Madrid) han aceptado el desafío, creando 60 spots, uno por cada semana del Año de la Fe. Serán emitidos los jueves a partir del día 11 a las 11 am., a través de www.tweetcredo.com y la cuenta de Twitter @TweetCredo.
Cada video, ideado, producido y protagonizado por los propios alumnos, cuenta con el asesoramiento de profesionales del mundo del cine, la televisión, la publicidad y el marketing como: Fernando López Mirones, Tony Gratacós, Gema Fernández Hoya, Antón Álvarez, Pilar García Montero o Juanjo Muñoz.
El proyecto es una iniciativa de José Pedro Manglano, uno de los escritores de espiritualidad más importantes en lengua castellana, autor de numerosos best seller y capellán de la Facultad de Comunicación de Villanueva. Como resultado, este foro ha supuesto que los estudiantes reflexionen y encuentren respuestas a preguntas universales.
El logo muestra un pájaro en pie sobre el nido de la fe, nido formado por cada una de las verdades afirmadas en el Credo del Catecismo. El ave, de nombre Salomón por su sabiduría y grandes dotes de comunicación, pía y así proclama de forma natural la alegría de creer.
El Año de la Fe tiene lugar entre el 11 de octubre de 2012 y el 24 de noviembre de 2013. Ha sido promulgado para celebrar el 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica y el 50 aniversario del Concilio Vaticano II. Su objetivo principal, ante la crisis de fe actual, es que cada cristiano renueve “el impulso a la misión de toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto en el cual muy a menudo se encuentran en sus vidas”, según declaraciones de Benedicto XVI.
Showing Foundation es una Fundación sin ánimo de lucro. Su finalidad es desarrollar actividades que impulsen la creatividad para comunicar valores acerca de la persona y de la sociedad, en lenguaje plástico y audiovisual. Su público prioritario es la juventud en un ámbito de difusión internacional. La Fundación ha promovido actividades como el desarrollo de aplicaciones para telefonía móvil, series de episodios audiovisuales para Facebook y Twitter, el concurso internacional de Cortos y Spots Kerygma Awards, la elaboración de Podcast y encuentros de debate como Showing Love entre otras. Más información en: www.showingfoundation.com y www.kerygmaawards.com
Villanueva es un centro adscrito a la Universidad Complutense de Madrid desde 1997. Estructurada en cuatro áreas, ofrece Grados en Comunicación, Derecho, Educación y Empresa, y Titulaciones Propias en Comunicación y Gestión de Moda, Gobierno de instituciones y Organismos Internacionales, Criminología y Ciencias Forenses e Internet Business. Más información en www.villanueva.edu .
Fuente: Religionenlibertad.com
martes, 16 de octubre de 2012
«Con el Concilio, el laico pasó a convertirse en apóstol»,
Fue uno de sus cronistas hace 50 años
afirma monseñor Antonio Montero
Antonio Montero, hoy arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, participó como joven sacerdote y cronista en el Concilio Vaticano II, del que piensa que hizo mucho bien a la Iglesia.
–¿Cuál fue la herencia del Concilio Vaticano II para la Iglesia?
–Es una herencia histórica enormemente positiva y única porque trató casi todos los temas de la fe de la Iglesia. También se dirigió a la sociedad y a casi todos sus ámbitos. La Iglesia se estudió a sí misma, compuesta de jerarquía pero sobre todo de pueblo, al que se invitaba a una renovación partiendo de la palabra. Fue un concilio de renovación interna de la Iglesia en todos sus estamentos: Papa, obispos, sacerdotes, religiosos, seglares... Además tuvo una importancia ecuménica mundial. Se abrió las manos a todo el mundo.
–¿Y la herencia para la sociedad?
–La Constitución Pastoral «Gaudium et Spes» lo deja muy claro. En ella se habla de la Iglesia en el mundo actual. Trata temas como los derechos humanos, la justicia social, el matrimonio, de la guerra, de la paz o de la libertad religiosa. También, de otros asuntos como la enseñanza y la cultura, etc. Es una Constitución muy importante en cuanto a extensión y relevancia.
–¿Ejemplos concretos del concilio hoy?
–Casi todo. Se empezó a celebrar los cultos en las lengua de la gente que asistía. El pueblo empezó a participar, dejó de asistir y comenzó a participar al máximo. El laico pasó a convertirse en apóstol, etc.
–¿Qué va a suponer este 50º aniversario y este Año de la fe para la vida de la Iglesia?
–Supone una responsabilidad y una llamada a la mejora y a la renovación. Una llamada a convertirse más al Evangelio, acercarse a la persona de Cristo. Una llamada a cultivar la propia fe y a acabar con la fe del carbonero. Es una llamada a ser evangelizadores. Empezar a hablar de una Iglesia evangelizada y evangelizadora. Movilizar a la Iglesia para que no vaya para atrás, sino que mantenga su jugo, su brío. Se quiere responder con honestidad a las necesidades del mundo de hoy.
Fuente:J. de Aldecoa / La Razón
lunes, 15 de octubre de 2012
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